ZONA SUR LA REVISTA DE SANTIAGO, R.D
La propuesta de reforma fiscal presentada por el presidente Danilo Medina ha suscitado los comentarios más diversos, pero generalmente negativos.
A nadie le gusta pagar impuestos y muchos menos cuando el Gobierno sigue siendo del mismo partido, con casi las mismas caras, lo que debilita la posición moral de la administración para exigir sacrificios.
Hay que decir que el Gobierno está obligado a promover una reforma. No basta con los ahorros que pueda hacer, ni, como creen algunos ingenuamente, resolver el problema sometiendo a la justicia a los corruptos y confiscándole sus bienes.
El déficit es demasiado alto, al igual que los compromisos de deuda para el año que viene. Lo que no se entiende son muchas de las partidas, algunas de las cuales irán al Tribunal Constitucional porque constituyen doble tributación, en unos casos y otras porque son manifiestamente excesivas.
Se aplaude el intento de cobrar impuestos al sector informal, pero ¿cobrando tributos por las tripitas y el bofe? Además de que constituye un contrasentido a los programas de promoción de la pequeña y mediana industria que está promoviendo el Gobierno.
El Congreso Nacional tiene la obligación de dar una mirada exhaustiva a la propuesta de reforma. Este país no necesita más impuestos excesivos que fomentan la evasión, sino más gente produciendo que pague tasas razonables.
El Gobierno ha tomado el camino equivocado. Es una lástima.
A nadie le gusta pagar impuestos y muchos menos cuando el Gobierno sigue siendo del mismo partido, con casi las mismas caras, lo que debilita la posición moral de la administración para exigir sacrificios.
Hay que decir que el Gobierno está obligado a promover una reforma. No basta con los ahorros que pueda hacer, ni, como creen algunos ingenuamente, resolver el problema sometiendo a la justicia a los corruptos y confiscándole sus bienes.
El déficit es demasiado alto, al igual que los compromisos de deuda para el año que viene. Lo que no se entiende son muchas de las partidas, algunas de las cuales irán al Tribunal Constitucional porque constituyen doble tributación, en unos casos y otras porque son manifiestamente excesivas.
Se aplaude el intento de cobrar impuestos al sector informal, pero ¿cobrando tributos por las tripitas y el bofe? Además de que constituye un contrasentido a los programas de promoción de la pequeña y mediana industria que está promoviendo el Gobierno.
El Congreso Nacional tiene la obligación de dar una mirada exhaustiva a la propuesta de reforma. Este país no necesita más impuestos excesivos que fomentan la evasión, sino más gente produciendo que pague tasas razonables.
El Gobierno ha tomado el camino equivocado. Es una lástima.
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